martes, 5 de julio de 2011

Zach Galiafianakis, el payaso del nuevo milenio.


Que el protagonista de "Resacón en las Vegas", "Salidos de cuentas" y "Resacón 2" es una de las mejores cosas que les ha pasado a eso que algunos jóvenes críticos han llamado la NCA (Nueva Comedia Americana) no es algo que uno vaya a sacar a la luz en este blog, pero como dijo el crítico teatral Alexander Woollcot cuando descubrió a Harpo Marx en Broadway: "Sin duda habría que bailar por las calles cuando un gran clown llega a la ciudad y este hombre es un gran clown" Así que no sentará mal si me hago un poco eco del sentir general.
Con una facilidad especial para la comedia física que hace que hasta su mera presencia resulte divertida, ZG es capaz en una sola película de ir del chiste de penes y mamadas de honda raíz ochentera y festiva al gag sutil de construcción Keatoniana (Como ejemplo de esto último no hablaré de cierta cosa que pasa con una lancha en Resacón 2 pues temo hacer spoiler de uno de sus mejores chistes)
Si su energía es claramente deudora y réplica del siempre añorado John Belushi, en su página de myspace comenta como una de sus influencias la del viejo bufón W.C Fields (Algún día tendré que hablar de la influencia que este payaso prácticamente desconocido en nuestro país, y a veces francamente olvidado en el propio, ha tenido en toda la "comedia cínica" moderna) Sin duda alguna, de estas dos referencias su comedia ha sacado la parte libertaria y anárquica e incluso (otra vez la influencia Belushiana) francamente "drogota". Lo que para Fields era el alcohol para Galiafianakis son las drogas. No puedo olvidar, al pensar en los dos cómicos, en el gag de "Casa Internacional" en la que Fields se toma varias pintas de cerveza sin inmutarse antes de pilotar un avión porque "necesitaba un poco de carburante"; esto mismo lo habría hecho Zach con más de un par de porritos.
Pero aparte de su "liberación mental" a través de la droga, habría que hablar de la infantilización del personaje. En esto está casi en sintonia con todos los miembros de comediantes de su generación (sobretodo Will Ferrell). Si el director Frank Tashlin y su discipulo Jerry Lewis nos avisaban del peligro de la sociedad de consumo que crea una inmadurez emocional en el individuo-cliente, los nuevos cómicos nos avisan de que ese peligro ha pasado, pues la sociedad de consumo ha ganado de sobras y ha creado a un nuevo hombre-niño victima y verdugo de todo lo que le rodea.



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