miércoles, 24 de junio de 2009



Sganarelle era la máscara de Molière.

Esta afirmación en principio puede parecer poco importante, pero lo es, según se mire. Las máscaras tradicionales de la Commedia dell Arte en las que él se basó para crearlo eran, en un principio, hechas a medida para los actores que las representaban; Pantalón, Arlequín, Polichinela, Zanni, todos ellos nacieron así, sólo que la popularidad y la tradición hizo que los tipos quedaran y pasaran de unos actores a otros, de unas compañías a otras, año tras año, per secula seculorum, amén.

Así que tenemos un autor que es actor y que da vida a un personaje para representarlo y para que lo represente. Lo hace un poco a lo Franquestein, coge un trozo de aquí y otro de allí, de estas comedias que ya conoce, y según la obra, la escena o el momento necesario, Sganarelle es un poco más el pícaro Arlequín, o se parece más a Polichinela, cambiando de personalidad según le conviene, o es talmente el viejo y bobo Pantalón si da la casualidad de que la obra lo requiere y el barbudo se ha convertido en un hombre con dinero (Sganarelle aparece en seis obras de su autor desperdigadas en diversos momentos de su vida). Pero a pesar de los retazos prestados, a pesar de que Sganarelle cambia de profesión e incluso, como ya hemos dicho, de orden social, él es siempre el mismo, un hombre cobarde y egoísta que prefiere la huida activa a la resistencia pasiva.

Pero Molière no es tan superficial, Sganarelle sólo es mezquino, pícaro y aprovechado en una primera lectura. En realidad es un hombre sensible, que se comporta como se comporta por una mera razón de supervivencia. Quizás sea cobarde en el cuerpo a cuerpo, pero en el Don Juan se atreve a contradecir a su amo, pese a las amenazas, y a ser el “Pepito Grillo” de un hombre sin conciencia, quizás a veces sea egoista y aprovechado, pero en El medico a Palos casi acaba en la horca por ayudar a unos jóvenes enamorados.

¿Entonces quién es Sganarelle? Sganarelle, tal como yo lo veo, es un pícaro inocente, un cobarde sensible, un poeta sin cultivar, que ve la vida como una maravillosa aventura y que, sin embargo, es incapaz de manejarla como a él le gustaría, que se mete en líos en los que normalmente lo meten los demás y que, sea lo que sea, es un inadaptado.

Toda la tristeza y toda la alegría de Molière, algunas de sus flaquezas y algunos de sus puntos fuertes, están en este hombre que él creó, que tiene cosas que decir y que sólo las dice cuando le dejan, y al que, probablemente, después de decirlas nadie le haga caso. Sganarelle es a Molière lo que dijeron que era Monsieur Hulot a Jacques Tati, la imagen de su creador sin su intelectualidad.

Por eso, para mí, Sganarelle es la máscara de Molière, mucho más que el Tartufo o el Argán del enfermo imaginario, que seguramente sean sus dos grandes éxitos. Sganarelle es un chiste introspectivo siglos antes de que Woody Allen inventara la comedia introspectiva.

Y Sganarelle es una máscara triste y alegre, y trágicamente cómica.
Hablaremos de esto más cómodamente en siguientes artículos…

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