martes, 16 de junio de 2009



En nuestro trabajo hay que ser muy valiente,

porque no hay que tener miedo a quedar como un idiota

(Stan Laurel)

Debo reconocer que mi infancia está llena de recuerdos en blanco y negro, de coches que nunca llegarían a su destino porque acabarían cortados por la mitad, de casas derruidas justo después de levantadas, de miles de objetos vengándose de sus manipuladores humanos.

Y la culpa de eso la tiene Stan Laurel (y Oliver Hardy, claro)

Laurel fue el payaso tonto más perfecto que ha dado el cine. Esto se dice pronto, pero yo creo en ello como un acto de fé. Eternamente perplejo, rumiando el concepto más pequeño que en su cabeza se convierte en una verdad filosófica difícil de explicar. Capaz, por sí mismo, de levantar la tragedia más inverosímil y salir completamente ileso de ello, cayendo siempre el ladrillo sobre la cabeza de su compañero que es un tonto que se cree listo, el pobre.

“¿Te acuerdas, Ollie, de lo tonto que era antes? Ahora estoy mejor” Esto lo dice en la película Cabezas de Chorlito (1938), si un tonto como Stanley es capaz de ver su propia tontería, quizás al mundo le quede aún un poco de esperanza.

La grandeza claro, es que el verdadero Stan de tonto no tenía un pelo. Él fue el creador de muchos gags de sus películas, director en la sombra, según dicen, de muchas de ellas. Y parte de su grandeza, está también, en que siendo una persona con tanto instinto para la comedia no fuera capaz de ver, en un principio, las posibilidades de su unión con Hardy. Esto bien lo sabe Dios, Hal Roach y Leo Mc Carey, tres de los que han sido nombrados como probables responsables de la unión de la pareja cómica más importante e influyente de la historia de la comedia.

Laurel, se defendió como un tigre ante la idea de hacer de partenaire de otro cómico, y esto se ve en las primeras películas mudas que hicieron juntos. Stanley, a veces, está extrañamente resuelto, extrañamente mandón, incluso astuto, pero, de repente, vemos de nuevo la sonrisa inocente, el rascarse la cabeza ante el menor problema, el llanto infantil cuando la realidad le golpea en la cara y pensamos: “Sigue por ahí amigo, vas por el buen camino”

Es lo bueno del cine mudo, todo quedó grabado, y cualquiera que quiera aprender algo de la Historia del payaso debe volver ahí.

Como ya he dicho, Laurel y Hardy fueron los héroes de mi infancia, eternos niños en cuerpos de mayores, reprimidos por la fuerza de los adultos ya fuera una mujer mandona, un policía o cualquier forma de autoridad. Me recordaban tanto a mí mismo que aprendí a imitar sus voces (o las de sus dobladores) con sus ridículos acentos ingleses y sus ademanes a juego, comprándome incluso bombines de plástico, jugando a ser lo que hoy aún voy tratando de convertirme.

Un día como hoy nació Arthur Stanley Jefferson, para el mundo Stan Laurel.

Felicidades y gracias, maestro.

2 comentarios:

  1. Muy interesante (me ha dado penita que se acabara tan pronto -_-) y me he enterado de muchas cosas de las que no tenia ni idea. quiero más!! (y una imitación tuya de los 2!! xD)

    ResponderEliminar
  2. Ya, en realidad me quedo con la sensación de haberme quedado corto, pero ha sido un poco improvisado y claro, ha salido así... La próxima vez que nos veamos tráeme el bombín y te haré la imitación de los dos... bueno, conociéndome, no hará falta el bombín :OP

    ResponderEliminar